Descubre cómo funciona tu cuerpo, los cambios que puedes experimentar a medida que envejeces y cómo afrontarlos ...
Anatomía del cuerpo
En el cuerpo, los huesos, los músculos, los tendones, los ligamentos, los nervios y otros tejidos componen el 'sistema osteomuscular', el cual hace que el cuerpo se mueva, le da forma y mantiene el estado físico.
- Nuestros huesos forman el esqueleto, el marco que brinda soporte y protege los tejidos blandos que componen el resto del cuerpo.
- Los músculos, controlados por el sistema nervioso, nos brindan fuerza y equilibrio, mantienen la postura, permiten el movimiento y generan calor.
- Los músculos y los huesos se juntan en las articulaciones, que están en medio de los huesos y permiten que nuestro cuerpo se mueva. Las articulaciones están en nuestras rodillas, hombros, caderas, muñecas y dedos.
- Los ligamentos son bandas de tejido conectivo fibroso que conectan los huesos y dan apoyo y fuerza a las articulaciones.
- Los tendones también son bandas de tejido fibroso, pero sirven para conectar los músculos con los huesos, y permiten el movimiento.
- El cartílago es la sustancia gomosa que recubre los extremos de los huesos en las articulaciones para amortiguarlos y permitir que se muevan suavemente.
- Los nervios transmiten información sobre las sensaciones y el movimiento de todo el cuerpo.
El envejecimiento y nuestro cuerpo
A medida que envejecemos, nuestro cuerpo cambia, ya que las células, los tejidos y los órganos de nuestro cuerpo cambian con el tiempo y esto afecta su funcionamiento. Las células se agrandan con la edad y su capacidad de dividirse y multiplicarse se reduce, perdiendo así su capacidad funcional o incluso dejando de funcionar normalmente. El envejecimiento también hace que los tejidos pierdan masa (conocida como atrofia) o que se vuelvan más rígidos y difíciles de mover. Con el tiempo, los huesos pierden densidad y se vuelven más frágiles; además, a medida que los huesos de la columna vertebral (vértebras) se vuelven menos densos se curvan y se comprimen.
Además, con la edad, es más probable que desarrolles enfermedades como la osteoartritis (el tipo de artritis más común) en la cual las articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles, y el cartílago comienza a desgastarse. Esta enfermedad afecta con frecuencia las articulaciones de la rodilla y la mano. El daño de las articulaciones puede provocar inflamación, rigidez, deformidades y dolor, lo que hace que sea difícil moverse o seguir con tu rutina diaria.
**GSK Global Pain Index Research 2018 pg. 38
Cuidando nuestro cuerpo cuando envejecemos
Una de las mejores formas de reducir o prevenir problemas en los músculos, las articulaciones y los huesos es haciendo ejercicio moderado, lo que puede ayudarte a mantener tu fuerza, equilibrio y tu flexibilidad.
Si comienzas a experimentar más dolor en el cuerpo, ya sea que te duela la espalda o los hombros al final de un largo día, o si comienzas a padecer de osteoartritis, no tienes que aceptar el dolor simplemente como parte de la vejez. Hay medicamentos a tu alcance que pueden ayudarte a aliviar el dolor y reducir la inflamación, que, con frecuencia, es la causa del dolor. Tu farmacéutico puede aconsejarte qué productos puedes usar para tratar el dolor. También puede aconsejarte sobre tu dieta y recomendarte ejercicios que pueden ayudarte a aliviar el dolor.
Si padeces dolor persistente en las articulaciones, los músculos o los huesos a medida que envejeces, debes consultar a tu médico, quien puede examinarte o enviarte a hacerte análisis para identificar la causa del dolor, también puede aconsejarte sobre cómo aliviar el dolor y prescribir medicamentos más potentes si es necesario. Informa siempre a tu médico sobre los medicamentos que ya estás tomando, incluso los que has comprado en una farmacia.
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*GSK Global Pain Index Research 2018 pg. 90
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